No estamos hablando de un lindo bolso, claro que no. Un portfolio o portafolio de inversión se relaciona directamente con una cartera de activos financieros que una persona, empresa u organización crea y mantiene con el objetivo de invertir y hacer crecer sus ingresos.

El concepto más importante para poder crear dicho portafolio es el de “diversificación”. La diversificación implica invertir en varios activos en vez de centrar el capital solo en uno. Esto minimiza el riesgo total, porque si pierdo en algunos puedo compensar en otros. De esta forma, el inversionista busca aprovechar oportunidades de potenciales ganancias en distintas áreas del mercado financiero.

Otro concepto considerable es el de “perfil de riesgo”. Si aún no conoces el tuyo, puedes revisar nuestros post anteriores en el blog para descubrir si te ajustas más a un perfil conservador, moderado o agresivo. Pero, ¿por qué es importante saberlo? Porque así este portafolio estará alineado con tu tolerancia al riesgo y expectativas de rentabilidad.

Y con el paso del tiempo, será necesario revisar dicho portafolio para poder modificarlo de acuerdo a las condiciones y realidad del mercado, lo que se conoce como “reequilibrio”.

Para construir este portafolio hay que considerar los objetivos de la inversión, el horizonte temporal (¿será a mediano o largo plazo?) y la tolerancia al riesgo, dentro de otros aspectos. El monitoreo constante será clave para poder optimizar los resultados y que sea una construcción efectiva para lograr lo que buscas.

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